Si uno queda atrapado en una idea creyendo que es "cierta",

pierde la oportunidad de conocer la verdad. Buda 

En uno de mis post anteriores, destacaba la importancia de reconocer el gran legado ancestral de nuestros predecesores en todo lo concerniente  a sus métodos de sanación. Ante la urgencia de aliviar el padecimiento  tanto de sus comunidades como de sus animales, recurrieron a diversas practicas curativas que se aplicaban en todas las culturas y que les permitieron sobrevivir y adaptarse a su entorno. 

Precisamente uno de sus métodos más utilizados para la sanación fueron las plantas, a las que conocían e identificaban tanto para su salud como para su alimentación e incluso para sus rituales religiosos. Igualmente contaban con el conocimiento para reconocer las plantas tóxicas para el consumo humano y al mismo tiempo detectaban o transformaban sus compuestos   para utilizarlas a su favor como medicamentos.

Justamente hoy quiero hablarles de una de las plantas milenarias  más controversiales y ampliamente utilizada en  todo el mundo como es el cannabis. Si, esa planta también llamada marihuana, constantemente desprestigiada y que a propósito tiene un nombre científico. Esa que hemos rechazado, perseguido y juzgado y  que tanto revuelo ha generado en nuestra cultura occidental.

Por qué el cannabis?

El cannabis es una planta que produce sentimientos encontrados en todo el planeta, por un lado están los que la aman apasionadamente y por otro, están aquellos que la rechazan e incluso le temen. En mi caso, comencé por temerle, como suele suceder en un medio donde constantemente te bombardean con mensajes negativos sobre el consumo de una planta "considerada peligrosa," y que por su componente psicoactivo ha sido estigmatizada socialmente. 

Afortunadamente un día se cruzó inesperadamente en mi camino y ya no pude seguir siendo indiferente, tenía que indagarla.

A medida que me fui acercando para conocer sus estructura, sus principios activos y su particular aroma, se me fue revelando una planta asombrosa, con una composición  molecular compleja y sorprendentemente afín con el cuerpo humano que ha sido maravilloso descubrir.  

Es por eso que quiero aprovechar la oportunidad que Anutea me brinda para iniciar una serie de posts donde compartiré mis reflexiones sobre esta enigmática planta  utilizada durante milenios y que sin embargo, es una desconocida desde el punto de vista científico y medicinal  por una gran mayoría de personas en Occidente. 

Considero que debo reivindicarme con una de las plantas a las que más temí y juzgué en su momento, y que a día de hoy valoro con todo mi corazón. 

El cannabis es una planta milenaria que ha viajado por todo el mundo, ha sido cultivada, fumada, ingerida, vapeada y bebida durante siglos por diferentes culturas que  aprovecharon  sus beneficios como alimento, medicina, fibra y  muchos otros usos más que poco a poco iremos conociendo.

Y es que la marihuana tiene un nombre científico?

Pues si que lo tiene y desde hace unos cuantos siglos. Sólo que nos hemos centrado tanto en cuestionarla que nos hemos perdido de conocer una planta fascinante y compleja para cualquiera que la ponga bajo el microscopio. 

Eso sin contar con que el cannabis ha evolucionado con el ser humano desde tiempos prehistóricos y pienso que deberíamos comenzar por conocer su nombre real, asignado por el botánico Carolus Linnaeus en el siglo XVIII.

Eso quiere decir, que no siempre se le ha llamado marihuana…

El botánico Carlos Linneo

Este médico botánico mundialmente reconocido por sus grandes aportes es Carolus Linnaeus, fue el primer científico que  clasificó la marihuana como Cannabis sativa en 1753, en su gran obra Species Plantarum. Considerado uno de los padres de la taxonomía biológica utilizó un método de clasificación de plantas y animales que sigue siendo la base de nuestro sistema taxonómico actual. Linneo descubrió la planta considerada hasta entonces silvestre, durante una expedición al Himalaya.

Y entonces por qué el cannabis ha sido tan cuestionado?

Abordar el tema del cannabis no es fácil cuando se ha hecho toda una cruzada contra esta planta por parte de gobiernos, políticos y entidades internacionales que han apoyado enérgicamente su prohibición. 

Para nadie es un secreto que  se ha recurrido a todo tipo campañas y medios audiovisuales para generar el pánico y el desprestigio en la población a nivel mundial. El cannabis es una planta que al tener  dos facetas que le dan un  uso de tipo “recreacional” y otro de tipo terapéutico, la han llevado a un prejuicio social mayor.

Es así como se ha visto sometido a una serie de constantes regulaciones y persecuciones, al considerarla como  una droga altamente peligrosa, causante de violencia y un flagelo social. 

Diversos sectores, incluido el de la salud, han difundido interpretaciones extremistas  acerca de su peligrosidad y sus efectos nocivos, hasta el punto de llegar a compararla en cuanto a toxicidad con drogas como la heroína o la cocaína. En el otro extremo, están quienes  la consideran  totalmente libre de riesgos y promueven su consumo indiscriminado. Ambas posiciones producto del desconocimiento, la falta de información objetiva sobre su fisiología vegetal, sus principios activos y su funcionamiento a nivel cerebral. 

Considero que el debate y cuestionamiento interminable del cannabis, unido a los intereses propios de diversos sectores que en su momento la vieron como una amenaza para sus propios intereses comerciales o políticos, ha generado un retraso considerable de la investigación científica exhaustiva que no nos ha beneficiado.

Esto contrasta considerablemente con la concepción ancestral del cannabis por diferentes culturas que curiosamente consideraban esta planta medicinal y sagrada.

Sea como fuere, lo que está claro es que el prejuicio y el prohibicionismo  han bloqueado las investigaciones científicas en diversos países en cuanto al uso medicinal del cannabis.  Afortunadamente han surgido investigadores inquietos que desde la clandestinidad, se han atrevido a investigar su composición fitoquímica y su mecanismo de acción a nivel fisiológico.

Gracias a ellos, la evidencia científica va en aumento y el cannabis increiblemente pasará de  ser una planta criminalizada y rechazada, a convertirse en una gran opción terapéutica. 

Curiosamente, en medio del rechazo, la censura y la criminalización del  cannabis, la planta se   ha ido esparciendo silenciosamente por todo el planeta, dejando evidencias para todos aquellos que la quieran conocer. Lo que si es cierto es que para bien o para mal no ha dejado indiferente a nadie, tal vez sea esa su forma de hacerse sentir…

Y sin prisa pero sin pausa lo está consiguiendo …

Espero que estén atentos a los posts que periódicamente publicaremos en  Anutea, donde hablaremos de todos los aspectos de esta planta para que puedan conocerla mejor y  juzgar por si mismos con total certeza, si el cannabis es culpable o inocente.